Por mística no entendemos una simple actitud contemplativa, sino una visión intuitiva e inteligente del mundo que nos transforma y nos lleva a actuar en consecuencia, de acuerdo a las Leyes Naturales.¿Cómo se logra esa visión intuitiva e inteligente? Indudablemente es una visión o percepción que rebasa lo intelectual y racional. Es el Alma quien percibe, es el aspecto más elevado de nuestra conciencia la que puede desvelar paulatinamente los Misterios. Los antiguos egipcios explicaban que los Misterios se intuyen o se perciben con el Corazón, ese Corazón valeroso, con coraje, que configura el Alma humana. Extraemos del libro "El mundo mágico del Antiguo Egipto", de Christian Jacq, las siguientes palabras:
"... el centro de las percepciones más finas es el corazón. No es el órgano en sí, sino el centro inmaterial del ser... Todo parte del corazón y todo vuelve a él, él remite y recibe".
El Corazón nos permite sentirnos unidos a la Naturaleza entera, a todos los seres, y observar una misma energía en todo y en todos aunque adaptada a las diversas formas y circunstancias. De este modo es más sencillo entrar en contacto con el propio espíritu... y romper las terribles barreras que, según la mente, separan la vida de la muerte. La energía es una y permanente.
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